La bomba de relojería griega estalla en la UE: una guía para entender la crisis

Miguel Máiquez, 10/05/2010

La tremenda crisis económica y financiera que sufre Grecia, el país más castigado de la zona euro, ha acabado poniendo en riesgo al resto de sus socios comunitarios, al haberse aprovechado los especuladores de la debilidad del país heleno para atacar a la moneda única y a las bolsas del Viejo Continente.

El problema griego, fruto de una deuda pública insostenible y de la rebaja de su calificación crediticia, ha mostrado asimismo las graves carencias de los países de la Eurozona a la hora de afrontar la crisis, y ha hecho nacer el fantasma de un efecto contagio cuyas consecuencias serían realmente preocupantes.

En la propia Grecia, entretanto, la población, sacudida por huelgas generales y protestas que se han saldado ya con algunas víctimas mortales, se enfrenta a un durísimo plan de ajuste mientras espera los efectos del millonario plan de rescate aprobado finalmente esta misma semana por la Unión Europea.

El Gobierno de Atenas sufre dos problemas fundamentales: Por un lado, las medidas que adopta contra la crisis apenas resultan eficaces debido a la presión de los mercados, y por otro, las reticiencias de algunos de sus socios europeos y la mencionada falta de una política común han retrasado, quizá demasiado, tanto la ayuda económica como las medidas de defensa frente a los especuladores.

Todo ello, unido a una desastrosa gestión política durante años, ha hecho que, pese a que Italia padece una deuda pública parecida, y el desempleo en España es hasta seis puntos mayor, Grecia se haya convertido en la primera economía europea a la que la UE ha tenido que salvar del naufragio.

Las crisis, en 15 claves:

1. Lo que había bajo la alfombra

Durante la última década, Grecia ha hecho caso omiso del Pacto de Estabilidad de la UE, según el cual el déficit público no puede superar el 3% y la deuda debe estar por debajo del 60%. Así, los anteriores gobiernos gastaron muy por encima de sus posibilidades, llegando a acumular un déficit del 13,6% a finales de 2009 y una deuda de más del 113% del PIB.

Para ocultar estos datos, el Gobierno del conservador Costas Caramanlis, con la connivencia de Wall Street, manipuló estadísticas oficiales y cometió irregularidades sistemáticas (denunciadas posteriormente por un informe de la Comisión Europea). La gravedad de la situación, no obstante, no sale a la luz hasta finales del año pasado, apenas dos meses después de la llegada al poder del nuevo Gobierno socialista de Giorgos Papandreu.

El 8 de noviembre la magnitud de la deuda hace que se desplomen la bolsa y los bonos de Grecia, y Bruselas llama la atención al Gobierno heleno por su posible repercusión en la Eurozona. El Banco Central Europeo insta al país a tomar medidas. Es la conocida ya como primera gran crisis del euro.

2. El círculo vicioso

El problema de haber acumulado semejante deuda para poder hacer frente a su déficit estriba en que los mercados empiezan a dudar de la solvencia de Grecia, que entra en claro riesgo de impago, y la demanda baja.

Grecia se ve obligada entonces a ofrecer una mejor rentabilidad por sus bonos si quiere poder venderlos a los inversores: el país necesita dinero y los especuladores financieros aprovechan para intentar vendérselo lo más caro posible. Como, además, saben que la UE intentará evitar la bancarrota griega, se sienten libres a la hora de reforzar sus posiciones.

La consecuencia es un sobrecoste que acaba hipotecando todo el dinero que ingresa el Estado, de manera que no es posible ni reducir el déficit ni emprender medidas para ayudar a la economía.

El único modo de romper el círculo es encontrar financiación lo antes posible para poder hacer frente a los pagos.

3. El temor al contagio

El derrumbe de la economía griega hace temer que vayan detrás los países más castigados por la crisis y con mayores desequilibrios en sus cuentas públicas. Según los expertos, si Grecia no puede encontrar compradores para su deuda, los operadores pueden centrarse en otros países en situación de debilidad financiera y con problemas económicos. La prensa internacional y algunos políticos europeos llegan a señalar a España como el próximo en caer. Portugal, Irlanda e Italia completan la lista negra.

El 4 de febrero el temor a un contagio de la crisis griega provoca el mayor desplome del año hasta entonces de la Bolsa española.

4. Apretarse el cinturón

El pasado 15 de enero el Ejecutivo griego presenta en Bruselas un plan para reducir un déficit público del 12,7% (luego se descubrió que en realidad era mayor aún, un 13,6%) hasta un 2% en 2013. La Comisión aprueba el plan, pero anuncia que ejercerá una vigilancia sin precedentes para garantizar su cumplimiento, al tiempo que da un mes de plazo a Grecia para que presente medidas concretas que permitan reducir en cuatro puntos el déficit este mismo año, hasta el 8,7%.

El 3 de marzo Atenas aprueba nuevas medidas para ahorrar 4.500 millones de euros.

5. La catástrofe o el sacrificio

El plan de austeridad contempla duros ajustes sociales, incluyendo una importante disminución del gasto público, la privatización de empresas públicas, la congelación del sueldo de los funcionarios, recortes en el sistema de pensiones, subidas de impuestos… «Los griegos ‑dice el primer ministro, Giorgos Papandreu- deben elegir entre la catástrofe o el sacrificio».

6. En la calle

La respuesta de los sindicatos y de buena parte de la población no se hace esperar y el país se ve sacudido por numerosas protestas y varias huelgas generales.

El pasado miércoles, tres personas murieron y una resultó gravemente herida en el centro de Atenas cuando un grupo de manifestantes arrojó cócteles molotov contra una oficina bancaria en la que había varios empleados. Papandreu dijo que «ni la violencia ni las piedras nos sacarán de la recesión».

7. Pidiendo ayuda

Al formar parte de la Unión Monetaria y no tener, por tanto, una moneda única, Grecia no puede emprender las medidas unilaterales habituales para evitar una bancarrota (devaluar el dinero, por ejemplo). Tiene, pues, que pedir ayuda a sus socios europeos.

El 23 de abril el Gobierno heleno solicita oficialmente la activación de un paquete de ayudas para hacer frente al pago de 8.500 millones de euros en intereses de su deuda, que tiene como fecha de vencimiento el 19 de mayo.

8. Reticencias

El problema es que esta ayuda sólo puede ofrecerse desde la Unión en su conjunto, ya que los países miembros no pueden darse dinero entre sí de forma bilateral, y algunos miembros se muestran reticentes a aprobar el rescate.

Entre éstos destaca Alemania, que, como principal potencia europea, es el país que más dinero debería aportar. Berlín, pendiente además de las próximas elecciones en Renania (un desembolso de miles de millones podría hacer perder votos al partido del Gobierno) condiciona la ayuda a que el plan sea aprobado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En cualquier caso, los analistas coinciden en que se trata de un problema político, ya que la UE no puede permitirse dejar caer a un país miembro, algo que pondría en duda su fortaleza como unión.

9. El rescate

Tras múltiples reuniones y casi tres meses de retrasos, y con la condición previa del plan de austeridad griego, el 25 de marzo los países de la zona euro acuerdan el mecanismo para proceder, si fuera necesario, al rescate financiero de Grecia. Se contemplan además préstamos bilaterales de los miembros de la zona euro, que deberán ser aprobados por unanimidad de todos sus miembros, y créditos del FMI.

El pasado día 2 los líderes europeos aprueban un préstamo a Grecia de hasta 110.000 millones de euros para el periodo 2010–2012, del que el FMI aportará 30.000 millones. España contribuirá con 9.792 millones de euros de los 80.000 millones de euros que aportarán los países de la zona euro. Cada país del Eurogrupo contribuye con una cantidad proporcional en función de su peso económico. Alemania, el Estado que más aporta, participa con 22.000 milones euros).

Los desembolsos se empezarán a hacer efectivos antes del próximo día 19, cuando Grecia deberá hacer frente a sus primeras obligaciones de pagos.

10. Sin vuelta atrás

Después de varias jornadas de protestas y manifestaciones, el Parlamento griego aprobó el pasado día 6, por mayoría absoluta, el plan de ajuste de tres años que le permite acceder a la ayuda financiera de 110.000 millones de euros de la UE y el FMI.

11. Cómo afectará el préstamo a España

  • El escenario optimista. Contando con que Grecia cumpla con las condiciones acordadas, es posible que se mantenga estable el porcentaje de los intereses que paga España por su deuda, lo que haría que los cálculos de Gobierno de ganar dinero con la operación de préstamo se cumplieran.Otro escenario positivo sería que Grecia cumpla con lo estipulado y devuelva el préstamo conforme a los intereses fijados.
  • El escenario pesimista. Como toda operación financiera, el rescate de un país entraña riesgos. Podría darse el caso de que, al aumentar la deuda española (que actualmente está en un 60%, la mitad que la griega, y bastante por debajo de la de otros países), los mercados penalizaran los intereses que cobran por ella. El resultado de esto es que el dinero que se espera ganar con el préstamo a Grecia se reduciría.La otra posibilidad negativa, la peor, pero también la «menos problable», es que Grecia entre en bancarrota. Aún así, de llegarse a producir la suspensión de pagos, es de esperar que el acuerdo que vincula a los estados prestamistas con Grecia sera preferente (así suele fijar los acuerdos el FMI), por lo que el dinero sería devuelto. Los préstamos entre Estados tienden a ser «sagrados» y, en cualquier caso, habría que mirar la «letra pequeña jurídica» de los mismos para concretar este punto (informa N. Segurado).

12. Lecciones

Según señaló hace unos días la canciller alemana, Angela Merkel, «Europa debe sacar las lecciones necesarias de la crisis griega y crear mecanismos de regulación del sector financiero que pongan freno a los especuladores, además de desarrollar herramientas de control que garanticen el cumplimiento del Pacto de Estabilidad».

En este sentido, los líderes europeos se han mostrado decididos a defender al euro «cueste lo que cueste», con sistemas de intervención que contemplarían, entre otras medidas, inyectar liquidez a los mercados o comprar deuda pública.

13. Cuando las barbas de tu vecino…

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha anunciado que su Ejecutivo tiene la intención de acelerar el plan de reducción del déficit que ha presentado ante la Comisión Europea.

Como señala Javier Cuartas en el diario Levante, el hecho de que España cerrara el pasado ejercicio con un déficit público equivalente al 11,4% del PIB ‑atribuible, sobre todo, a la cobertura de desempleo- fue un elemento fundamental, junto con la condición mediterránea del país (los llamados PIGS -«cerdos», en inglés, con las siglas de Portugal, Italia, Grecia, Spain-), para que se hablara de similitudes con Grecia.

Pero el déficit español, con haber sido muy elevado, fue inferior al irlandés (12,6%), al británico (12,8%) y sobre todo al griego (13,6%).

14. Mano dura

Tanto la propia Merkel como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, han anunciado su intención de hacer más duras las normas del Pacto de Estabilidad, unas normas que fueron suavizadas en 2003 por las propias Alemania y Francia cuando estos dos países tuvieron problemas a la hora de cumplirlas.

En concreto, Berlín apuesta por habilitar un mecanismo para que un Estado pueda entrar en suspensión de pagos, así como sanciones (pérdida de votos y de fondos europeos) para los países que no cumplan las normas.

Países como Eslovaquia o Finlandia también se han mostrado partidarios de un endurecimiento y de introducir «multas creíbles».

15. El papel de las agencias

El papel desempeñado en esta crisis por las agencias de calificación de riesgos (conocidas también como agencias de rating) ha sido polémico. Fueron estas entidades las que destaparon la insolvencia de las finanzas griegas, y una de ellas llegó incluso a rebajar también la calificación española, lo que provocó una campaña del Gobierno español en Bruselas para que se refuerce el control a este tipo de consultoras.

Su credibilidad, no obstante, ha quedado en entredicho tras haber respaldado en ocasiones los denominados «productos basura», o haber mantenido altas notas de calificación a bancos que al final acabaron quebrando, a pesar de lo cual conservan una fuerte influencia sobre los inversores.

Las frases de la crisis

No hay ni un solo día para perder, comenzamos hoy una gran marcha. 

Giorgos Papandreu, tras ganar las elecciones griegas, en octubre de 2009

A continuación de Grecia vienen otros países como España y Portugal.

George Papaconstanti, ministro de Finanzas griego, 2–2‑2010

España y será protagonista de la solución y no de unos problemas con los que nuestro país no tiene nada que ver. 

Elena Salgado, ministra de Economía española, 10–2‑2010

Los nazis se llevaron todo el oro del Banco de Grecia y nunca lo devolvieron, así que ahora los alemanes no tendrían que quejarse tanto ni ser tan puntillosos con los asuntos económicos. 

Theodore Pangalos, viceprimer ministro griego, 26–2‑2010

El Estado griego debe desprenderse de forma radical de sus participaciones en empresas y también vender terrenos, como por ejemplo, sus islas deshabitadas.

Frank Schäffler, diputado liberal alemán, 3–3‑2010

El Gobierno [alemán] no tiene intención de dar ni un céntimo.

Rainer Bruederle, ministro de Economía alemán (5–3‑2010)

Algunos países como Alemania han tomado una posición moral sobre nuestro problema: Los griegos tienen problemas. ¿Por qué tienen problemas? Porque no trabajan lo suficiente. ¿Y por qué es eso? Porque tienen un buen clima, música y bebida, y no son serios como los alemanes… Esto es ridículo. Esta es una posición moral y racial que no corresponde a la realidad.

Theodore Pangalos, viceprimer ministro griego, 5–4‑2010

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