Incertidumbre frente al ascenso ‘ultra’: quién es quién en las elecciones presidenciales francesas

Miguel Máiquez, 12/02/2017

Envalentonada por las encuestas, y cabalgando a lomos del brexit, de la victoria de Donald Trump, del ascenso de otros movimientos ultranacionalistas y demagógicos en Europa, y de los espectaculares resultados de su propio partido en las últimas elecciones europeas y regionales, Marine Le Pen, líder del Frente Nacional (FN) y principal referente de la extrema derecha gala, espera conseguir en un par de meses lo que hace tan solo unos años habría resultado impensable para un político de su ideología: convertirse en la primera presidenta de la República Francesa.

Las encuestas no son aún lo suficientemente concluyentes como para que pueda cantar victoria, pero lo cierto es que Le Pen está más cerca que nunca del Elíseo. En los próximos comicios presidenciales, la líder ultraderechista se enfrentará a dos candidatos salpicados, aunque en distinta medida, por escándalos (el conservador François Fillon, acusado de haber aprovechado su cargo para favorecer económicamente a su esposa, y el independiente Emmanuel Macron, acusado de engañar a la suya en una relación extramarital), y a un tercero al que los sondeos dan aún muy pocas posibilidades, el nuevo aspirante socialista, Benoît Hamon. Las elecciones se celebrarán el 23 de abril, con una segunda vuelta prevista para el 7 de mayo entre los dos aspirantes más votados, en caso de que ninguno haya obtenido la mayoría suficiente.

De momento, todo apunta a que su principal escollo será Emmanuel Macron, a quien el último sondeo de intención de voto, elaborado por Opinionway y publicado hace unos días por Elabe y Les Echos, otorga la victoria en las presidenciales, si bien la lograría en una hipotética segunda vuelta, en la que se enfrentaría a Marine Le Pen. En esa segunda vuelta, el candidato independiente, que hasta ahora no ha sido nunca elegido en las urnas para cargo público alguno, se impondría con el 65% de los votos. En la primera vuelta, no obstante, la líder del Frente Nacional sería la más votada, con entre un 26% y un 27% de los votos, mientras que Macron quedaría en segundo lugar, con entre un 22% y un 23% de los sufragios.

Por su parte, el candidato conservador, François Fillon, a quien hasta ahora la mayoría de las encuestas habían situado, junto con Le Pen, en esa segunda vuelta, pagaría el precio del escándalo por la supuesta contratación irregular de su mujer como asesora de la Asamblea Nacional, y quedaría descartado, con alrededor del 20% de los votos, es decir, en tercera posición. No obstante, en el caso de que Fillon lograse pasar a la segunda vuelta, y se enfrentase en ella a Le Pen, el sondeo vaticina que también aquí el candidato conservador podría batir a la líder del FN, aunque con un margen menor que Macron: un 59% de los votos. La duda parece ser, pues, quién de los dos será el encargado de intentar frenar a la extrema derecha.

En la cola de la encuesta, entre tanto, aparecen el candidato del Partido Socialista, Benoît Hamon, quien figura con tan solo un 14% en las estimaciones de voto para la primera vuelta, y el candidato del Frente de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon, quien ocupa la quinta posición, con un 11%. El resto de los aspirantes ni siquiera alcanzan el 5%.

Aparte del descenso del apoyo a los partidos más tradicionales (conservadores y socialistas), la incertidumbre, por tanto, es aún muy alta, en unos comicios que pueden ser cruciales para el futuro de Europa. Tras el golpe que ha supuesto la decisión del Reino Unido de abandonar la UE, la llegada al gobierno francés de un partido como el Frente Nacional, que, además de populista y ultranacionalista, es, por supuesto, euroescéptico (cuando no directamente eurófobo), puede crear un precedente de consecuencias imprevisibles. Viniendo de un país de tanto peso como Francia, el posible efecto dominó podría llegar a sacudir los cimientos mismos de la Unión, y a poner en entredicho la respuesta europea a desafíos como el ‘terremoto Trump’, la crisis de los refugiados, el auge de la islamofobia, la relación con Rusia, la transformación del Estado de Bienestar, o la negociación de futuros tratados comerciales intercontinentales.

En los comicios de abril, la undécima elección presidencial de la Quinta República, los ciudadanos elegirán al que será el Jefe de Estado durante los próximos cinco años. Se trata de la primera vez en la historia del régimen actual (en vigor desde 1958) en que el presidente saliente (en este caso, el socialista François Hollande) no se presenta a la reelección. Tras las elecciones presidenciales se celebrarán, entre el 11 y el 18 de junio, elecciones parlamentarias.

Estos son los cuatro principales candidatos que se disputarán el cargo:

Emmanuel Macron (independiente)
La revelación ‘transversal’

Aspirante a convertirse en la gran revelación de los próximos comicios presidenciales franceses, Emmanuel Macron tiene escasa trayectoria en política, concurre como independiente, al margen de los partidos tradicionales, y defiende un programa calificado de «centrista» y «transversal». Si, como parecen augurar las últimas encuestas, fuera elegido finalmente presidente de la República, sería uno de los candidatos más jóvenes en llegar al cargo, con tan solo 39 años de edad.

Hijo de una pareja de médicos, Macron es diplomado por el Instituto de Estudios Políticos de París y por la Escuela Nacional de Administración, y licenciado en Filosofía y Ciencias Políticas. Actualmente ejerce como alto funcionario del Estado (inspector de finanzas).

Afiliado desde los 24 años al partido socialista francés, sus orígenes familiares están en la alta burguesía gala. La Escuela Nacional de Administración, en la que se educó, es donde tradicionalmente se forman las élites francesas, y entre sus contactos personales y familiares figuran, además de prominentes políticos, el presidente de Nestlé, o miembros de la Banca Rothchild, institución para la que comenzó a trabajar en 2008, y en la permaneció cuatro años, llegando a alcanzar la categoría de socio. Durante el ejercicio del cargo, Macron dirigió la compra de una filial de Pfizer por parte de Nestlé, por un precio de 9.000 millones de dólares y sustanciosos dividendos.

En 2011, Macron apostó por la candidatura del socialista François Hollande a la presidencia de la República, y participó activamente en la elaboración de sus discursos y programa. Tras ganar las elecciones, Hollande lo incorporó a su gabinete y le encargó el área económica. En mayo de 2012 fue nombrado subsecretario general adjunto del Elíseo, puesto que desempeñó hasta 2014.

Ese mismo año fue designado ministro de Economía del segundo gobierno de Manuel Valls, con quien no dudó en enfrentarse dialécticamente al disentir reiteradamente con la línea gubernamental. Representante del ala más liberal del partido, en solo dos años Macron se convirtió en una referencia para el liberalismo, «más próximo a los empresarios que a los sindicatos», según sus detractores.

En agosto de 2016 presentó su dimisión. Para entonces, el político ya había creado su propio movimiento-partido político En Marche! (E. M., las siglas de su nombre y apellido). De su paso por el ministerio de Economía dejó como mayor legado la ley que lleva su nombre, un texto que contiene una tímida liberalización y cuyas disposiciones principales estipulan la ampliación de 5 a 12 los domingos al año en que los comercios pueden abrir en las zonas turísticas y la desregulación de profesiones como la de notario. En noviembre de 2016 anunció su candidatura a la presidencia.

Emmanuel Macron es considerado un neoliberal que trata de conjugar su posición ideológica con valores de la izquierda. Es conocido asimismo por su defensa de los musulmanes y por su claro discurso en contra de la islamofobia.

Casado desde 2007 con Brigitte Trogneus, su antigua profesora de lengua, 24 años mayor que él, Macron toca el piano y lee filosofía. La prensa gala destaca de él su gran inteligencia, y ha llegado a calificarle como una especie de «Steve Jobs a la francesa».

El pasado día 7, Macron decidió salir al paso de los rumores que apuntaban a que el candidato mantendría una relación extraconyugal de carácter homosexual con el periodista Mathieu Gallet, presidente de Radio France: «Soy como soy, nunca he tenido nada que esconder», aseguró el antiguo ministro de Economía. «Si os dicen que tengo una doble vida con Mathieu Gallet, es mi holograma, pero no puedo ser yo», agregó.

Marine Le Pen (Frente Nacional)
La punta de lanza de la ultraderecha europea

Autoproclamada «salvadora de Francia» frente la Unión Europea, los extranjeros, la «globalización económica» y el «fundamentalismo islamista», Marine Le Pen (48 años) arrancó el pasado día 5 su campaña electoral asegurando ante 3.000 personas que «lo imposible es posible», y poniendo como ejemplos el brexit y el reciente triunfo de Donald Trump en las presidenciales de EE UU. No en vano, Le Pen fue la primera política europea en felicitar públicamente a Trump tras su victoria, a la que la presidenta del Frente Nacional (FN) se refirió como «el principio de un nuevo mundo».

La líder ultraderechista insistió asimismo en su promesa de convocar un referéndum en los seis primeros meses de su mandato para abandonar la UE. «¡Este es nuestro país!», proclamó, añadiendo que «la división ya no es entre izquierda y derecha, sino entre patriotas y globalistas», y asegurando que los inmigrantes indocumentados no podrán permanecer en Francia ni tener asistencia sanitaria gratuita. Le Pen, que se mantiene en los sondeos como favorita para vencer en la primera ronda, presentó un programa con 144 compromisos que ha dividido en varios grandes temas, bajo los apartados de una Francia «libre», «segura», «próspera», «justa», «orgullosa», «potente» y «sostenible».

Nacida en Neuilly-Sur-Seine (Île de France), e hija de Jean-Marie Le Pen, el líder histórico del Frente Nacional, Marion Anne Perrine Le Pen es licenciada en Derecho y abogada de profesión. En 1998 se inició en política local, donde ha desarrollado gran parte de su carrera pública. En 2004 fue elegida diputada del Parlamento Europeo, y en 2009 renovó su escaño, que conserva actualmente.

Entre 2003 y 2011 Marine Le Pen ejerció como vicepresidenta del FN, y en enero de 2011 fue proclamada presidenta del mismo, en sustitución de su padre. En las elecciones cantonales de marzo de ese mismo año, la formación obtuvo una importante subida, con el 11% de los votos, y logró entrar en estas instituciones locales. En mayo de 2011, Le Pen fue elegida candidata a las elecciones presidenciales de 2012, en las que logró situarse en tercera posición.

Mediática o populista, según quien se refiera a ella, su escalada electoral se consolidó, con creces, durante las elecciones europeas  de 2014, en las que su partido se convirtió en la formación más votada en Francia, con el 25% de los votos. La nueva dimensión del FN, que por primera vez en su historia llegaba en cabeza en unas elecciones de carácter nacional, provocó un terremoto político en Francia, y llevó a Marine Le Pen a exigir elecciones anticipadas.

En junio de 2015, Le Pen logró formar grupo propio en el Parlamento Europeo, y en diciembre de ese año su partido triplicó el número de consejeros en las elecciones regionales, quedándose a un paso de la victoria, tras haberse impuesto en la primera vuelta. Meses antes, Marine Le Pen había protagonizado un sonoro desencuentro con su padre cuando, tras unas declaraciones sobre el holocausto vertidas por el patriarca, éste fue expulsado del partido. El líder fundacional acusó entonces a su hija de su «asesinato político», lo que se tradujo en un distanciamiento que aún persiste.

Marine Le Pen ha sido objeto de diversas investigaciones judiciales en relación con declaraciones susceptibles de delito. En 2014, la justicia francesa confirmó además la apertura de una investigación contra ella por presunta financiación irregular de algunas sus campañas, y a principios de este mes de febrero, la Eurocámara le embargó la mitad de su sueldopor una malversación de 340.000 euros.

Le Pen representa la nueva generación del FN, y tiene como objetivo desarrollar una cultura de gobierno en la formación política y dar una «imagen renovada» a la formación. En este sentido, suele desmentir las acusaciones de xenofobia, y se limita a decir que aboga por una «política de inmigración disuasiva». A pesar de que es considerada más moderada que su padre, Marine Le Pen defiende la pena de muerte, critica abiertamente a los sindicatos y se opone a que los musulmanes puedan rezar en público en las calles, algo que califica de «acto político» y que compara con una «ocupación en toda regla».

Es madre de tres hijos de su primer matrimonio y está casada en segundas nupcias con Eric Dorio, también miembro del FN.

François Fillon (conservador)
Un veterano golpeado por el escándalo

Las grandes posibilidades de victoria que tenía inicialmente el conservador François Fillon(62 años), candidato de la Agrupación por la República (RPR, centro-derecha), se vieron seriamente mermadas a principios de enero, a solo tres meses de las elecciones presidenciales, cuando el que fuera primer ministro bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy (2007–2012) se vio envuelto en un escándalo, tras la publicación por el semanario satírico Le Canard Enchaîné de unos supuestos empleos ficticios de su mujer como asistente parlamentaria suya y de otro diputado, y como colaboradora de una revista, por un sueldo global cercano al millón de euros. La investigación judicial se amplió después a dos de sus hijos que, en la época en que Fillon era senador, fueron contratados como colaboradores suyos cuando todavía no se habían colegiado como abogados.

El ex primer ministro ha asegurado que solo se retirará de la carrera hacia el Elíseo en caso de resultar imputado. No obstante, también ha pedido perdón por haber empleado a su esposa: «Fue un error, pero no hice nada ilegal. Lo lamento profundamente y presento mis excusas», declaró el pasado día 6.

Con un programa que combina un enfoque liberal en lo económico y conservador en lo moral, Fillon es partidario de reducir drásticamente el número de funcionarios con un plan que incluye la supresión de 500.000 puestos, compensados con un aumento del tiempo de trabajo en los empleos públicos. Además, se ha propuesto eliminar una de las grandes medidas de la izquierda gala en las últimas décadas: la jornada laboral de 35 horas.

François Fillon tiene en la liberalización de la economía, la restauración de la autoridad del Estado y la «afirmación de los valores» sus ejes prioritarios. Su campo de batalla incluye reservar la adopción plena y la procreación asistida a las parejas heterosexuales y prohibir la gestación subrogada (vientres de alquiler), así como una bajada de las cotizaciones sobre todos los salarios. El candidato conservador prevé asimismo alcanzar un ahorro en el gasto público de 100.000 millones de euros en cinco años, e incrementar en 12.000 millones el presupuesto de Defensa y Seguridad, y aboga también por la obligatoriedad del uniforme en la escuela o la reducción de la inmigración al mínimo estricto.

De actitud fría y una vida personal hermética que ha entreabierto por sus obligaciones públicas, Fillon nació en Le Mans, en el seno de una familia gaullista acomodada. Licenciado en Derecho, llegó a la política en 1976, y en 1981 fue elegido diputado, convirtiéndose a los 27 años en el represente más joven de la Asamblea Nacional. Ministro de Educación Superior (1993–1995) en el Ejecutivo de Édouard Balladur, y titular de Tecnologías de la Información (1995) y ministro delegado de Telecomunicaciones (1995–1997) en el de Alain Juppé, sus carteras incluyen también la de Asuntos Sociales (2002–2004) con Jean-Pierre Raffarin. De nuevo al frente de Educación en 2004, para cuando llegó a la jefatura de Gobierno de la mano de Sarkozy, atesoraba ya una amplia experiencia.

Excluido del nuevo ejecutivo de Dominque de Villepin en 2005, Fillon fue elegido senador ese mismo año, y se acercó entonces a la UMP de Sarkozy, quien, tras ser elegido presidente (en 2007), le nombró primer ministro. Fillon ocupó el cargo hasta que el socialista François Hollande fue elegido presidente, en 2012. Como jefe del Gobierno, vivió la crisis económica iniciada en 2008, y que llevó a Francia a aprobar en 2010, entre otras medidas, una polémica reforma de las pensiones.

En noviembre de 2012 Fillon y Jean-François Copé protagonizaron un intenso duelo por el liderazgo de la UMP, que finalmente se resolvió con la celebración de primarias, en noviembre de 2016. En ellas, y contra todo pronóstico, Fillon logró desbancar a Sarkozy y a Alain Juppé.

François Fillon está casado desde 1980 con Pénélope Clarke (de origen galés), y tiene cinco hijos. En 2006 publicó el libro Francia puede soportar la verdad, título convertido desde entonces en una de sus consignas.

Benoît Hamon (socialista)
¿El resurgir de la izquierda?

Benoît Hamon, ex ministro de Educación, representa el ala más izquierdista del gobernante Partido Socialista, una formación en horas bajas, con la popularidad seriamente dañada y aquejada de una importante división interna. El pasado 29 de enero, Hamon logró la candidatura de su formación para las elecciones presidenciales, al imponerse al ex primer ministro Manuel Valls. Hamon (49 años) aparece como estandarte de una izquierda idealista y joven, opuesta a la renovación liberal que encarnaba su rival. Encara la carrera hacia la presidencia sin el apoyo del aparato de su partido, y obligado a remontar los pésimos resultados de unas encuestas en las que, de momento, se mantiene relegado en la cuarta posición, con apenas el 14% de los votos.

Defensor de un ideario en el que apuesta por el ecologismo, una política de inmigración menos restrictiva, o la legalización del cannabis, Hamon pretende además derogar la reforma laboral que promovió el propio Valls auspiciado por el presidente Hollande. Su propuesta estrella, no obstante, es la de una renta básica universal para todos los franceses mayores de edad, una asignación que aspira a que llegue a los 750 euros mensuales y que aplicaría «de forma gradual».

A pesar de las críticas —le han llamado «derrochador» y «utópico»—, Hamon ha mantenido esta propuesta, y ha logrado ganarse así el apoyo de muchos jóvenes, en un momento en que el social-liberal Emmanuel Macron y el neocomunista Jean-Luc Mélenchon están recogiendo muchos de los votantes desencantados con los socialistas. Otra de las medidas más comentadas del llamado candidato de los «bo-bos» —bourgeois et bohèmes, burgueses y bohemios— es la de crear un impuesto especial para las empresas que usen robots para reemplazar mano de obra.

Hijo de una secretaria y de un ingeniero que trabajó en unos astilleros militares, Hamon se crió entre la portuaria Brest y la capital de Senegal, Dakar, donde vivió de los 9 a los 13 años, debido al traslado de sus padres al país africano. Allí recibió una educación católica que asume, aunque asegura que no profesa, pese a que se declara admirador del papa Francisco. Tras regresar a Francia, empezó a militar en el PS (a los 19 años) y se licenció en Historia.

A comienzos de los noventa su carrera política se consolidó al convertirse en el primer presidente de las juventudes socialistas. Entre 1995 y 2000 pasó a ser asesor del entonces líder del PS, Lionel Jospin, y posteriormente de Martine Aubry cuando ésta fue ministra de Empleo e ideó la semana laboral de 35 horas. Entre 2004 y 2009 ocupó un escaño en el Parlamento Europeo y más tarde se convirtió en portavoz del PS (2008–2012), hasta que en 2012 fue elegido diputado de la Asamblea Nacional.

En el primer gobierno de Hollande, Hamon ocupó el cargo de responsable de Consumo (2012–2014) y, después, se convirtió en el titular de Educación durante apenas cuatro meses. Dimitió en agosto de 2014, descontento con la «política de austeridad» del Ejecutivo liderado por el entonces primer ministro, Manuel Valls, quien permanecería en el puesto hasta 2016.

Pareja de hecho de una alta ejecutiva de origen danés, la políglota Gabrielle Guallar, con la que tiene dos hijas, Hamon admira al legendario boxeador Muhammad Ali, uno de cuyos lemas, «lo imposible es temporal», dice haber hecho suyo.